Deberías saber que..

miércoles, 5 de mayo de 2010
Cuando una mujer siente que no sirve para nada, todo le sale mal o la gente no valora lo que hace, es fácil que esté más predispuesta a soportar una relación de sometimiento y humillación por parte de los hombres.




¿Qué debería saber una chica joven sobre la persona con la que puede comprometerse afectivamente?:

Algunas pistas para ver más claro el posible comportamiento abusivo y no respetuoso de la pareja, son: intenta controlar lo que hace o con quién va, critica su forma de ir vestida, es muy celoso, le compara con las demás, no respeta su opinión intentando imponer la suya, le pone a prueba constantemente, busca artimañas para convencerla de que tenga relaciones sexuales cuando ella no quiere, promete cambios que nunca cumple…

Habitualmente, se suele soportar bastante tiempo malos tratos. Se teme denunciar y si se hace, a veces, hay arrepentimiento poniendo como excusa a las hijas e hijos. Desde fuera, resulta difícil comprender por qué no se abandona la violencia o por qué algunas mujeres regresan una vez que se han marchado. La ausencia de recursos económicos propios, la falta de seguridad en una misma, y la gran necesidad de afecto y valoración que en muchos momentos sienten las mujeres están determinando que se prolonguen estas situaciones.

En ocasiones, se llega a estar muy pendiente da las necesidades de la pareja, negando las propias. Si él dice que la maltrata porque es mala o inútil, ella llega a creérselo. De esta manera pierde totalmente su autovaloración y piensa que merece ser maltratada, y si el maltratador demuestra algo de amabilidad se tenderá a olvidar lo malo y a sobre valorar lo bueno de él.

A veces, no se encuentra apoyo al pedir ayuda a los familiares, o amistades ya que le quitan importancia a lo ocurrido o no pueden entenderlo, porque ante el resto de las personas la pareja tiene un comportamiento distinto. La ausencia de respuesta solidaria aumenta la soledad, la depresión, el aislamiento y el sentido de la impotencia.

Muchas mujeres que viven malos tratos, de pequeñas han sufrido violencia o abusos sexuales sin ser, en algunos casos conscientes de ello, se sienten sucias, marcadas, atrapadas en culpas inexplicables, tristeza, malestar… Este aprendizaje de indefensión las puede colocar en el lugar de la víctima.

Otra razón por la que habitualmente la violencia se mantiene es porque sucede de una forma cíclica. Suele manifestarse a lo largo de tres fases, antes citadas

Los hombres agresores no tienen un rasgo físico, o un comportamiento especial que les identifique; tampoco son enfermos mentales. Suelen ser personas de valores tradicionales para los que todo lo masculino (fuerza, poder, éxito, competitividad…) está por encima de lo femenino (ser sensible, cariñosa, dócil, entregada…). A los hombres se les trasmite la idea de que ser el varón es ser importante y una forma de demostrarlo es ejerciendo su poder, sobre su familia o pareja. Este tipo de educación hace que tiendan a considerar a las mujeres como inferiores. La educación es un factor muy importante, la violencia se aprende, sobre todo observando modelos significativos, es decir a padres, hermanos, personas cercanas, etc. El niño aprende a agredir y lo ve como una forma de defender sus derechos o de solucionar conflictos.

Muchas veces, la familia se convierte en el lugar de descarga de la tensión y frustraciones que se acumulan en otros ámbitos como el laboral. Los hombres deberían aprender a expresar sus sentimientos negativos y defender sus derechos, ante quienes les han hecho sentir mal y no esperar a desahogar su agresividad al llegar a casa.

El afán de poder y de dominar son algunos de los motivos principales de los violadores para agredir a las mujeres, y no, al contrario de lo que se piensa, como descarga de su instinto sexual.

VICENTE GARRIDO, psicólogo criminalista y profesor de la Universidad de Valencia, reivindica la importancia de una "predicción razonable" como arma estratégica de la mujer para luchar contra la violencia de género. Para él, los síntomas para detectar al hombre violento serían:

1. La mujer tiene la intuición de que se halla en peligro.
2. Al comienzo de la relación, el hombre presionó a la mujer para que se comprometieran, vivieran juntos o se casaran.
3. Resuelve los conflictos con hostilidad, intimidando o siendo agresivo.
4. Emplea palabras y argumentos que suponen abuso psicológico, insulta y humilla.
5. Usa amenazas e intimidación como medios de control o abuso, tales como amenazar con palizas, calumnias, restringir la libertad de su pareja, revelar secretos, dejarla sin amigos o dinero, abandonarla o cometer suicidio.
6. Rompe cosas en ataques de ira, muchas veces con un contenido simbólico, como rasgar la foto de boda o destrozar objetos significativos.
7. Ha golpeado a otra u otras mujeres anteriormente.
8. Toma alcohol o drogas con efectos facilitadores de la violencia (pérdidas de memoria, accesos de ira, profunda suspicacia, actos de crueldad).
9. Asegura que el alcohol o las drogas son la causa de su comportamiento violento.
10. Ha sido detenido anteriormente por hechos como amenazas, coacciones, malos tratos o delitos de lesiones.
11. Ha habido más de un incidente de conducta violenta con la pareja.
12. Usa el dinero para controlar las actividades, compras y la conducta de su pareja.
13. Es celoso de cualquier persona o actividad que le quite a él control de su pareja; le pide que le explique todo.
14. No acepta que le rechacen.
15. Da por hecho que la relación va a ser para siempre.
16. Proyecta emociones extremas sobre otras personas (de odio, amor, celos…) sin que parezca justificado.
17. Quita importancia a los incidentes de abuso.
18. Emplea mucho tiempo en hablar de su pareja y parece que una gran parte de la valía de esa mujer se deriva del hacho de que él es su marido, amante o novio.
19. Intenta implicar a los familiares o amigos de su pareja en una campaña para recuperar la relación, si ésta se ha roto.
20. Vigila o persigue a su pareja.
21. Cree que las personas que rodean a su mujer están en su contra, y que la animan a que lo deje.
22. Parece muy rígido en su forma de pensar, y no quiere adquirir ningún compromiso que le suponga cambiar.
23. Justifica la violencia realizada por otras personas, cuando un observador sensato la desaprobaría.
24. Sufre cambios súbitos en su estado de ánimo, o bien suele estar depresivo o iracundo.
25. Suele echar la culpa a otros por sus errores; no se responsabiliza de sus acciones.
26. Hace comentarios que llevan a pensar que él se siente poderoso y dominador cuando tiene un arma de fuego u otros objetos susceptibles de causar la muerte.
27. Emplea los "privilegios de ser varón" como una justificación para su conducta (trata a su pareja como a una criada, toma él todas las decisiones importantes, tiene expresiones despectivas sobre su sexo).
28. Vivió de niño en un ambiente de violencia.
29. Ella le tiene miedo; teme que le golpee o incluso que haga algo peor.

Para VICENTE GARRIDO, hay dos tipos de agresores:

El agresor dependiente es el más frecuente. Suele tener un pobre concepto de sí mismo, se siente un fracasado en su vida personal y social, suele abusar del alcohol o las drogas, y busca en el dominio de la mujer la afirmación de su valía. Es celoso, posesivo, desconfiado; es el más firme candidato a suicidarse después de matar a su mujer.

El agresor psicópata ni siquiera quiere de modo patológico; su problema es que no quiere a nadie. Los psicópatas, contrariamente a los agresores dependientes, tienen un gran ego, son inteligentes, mentirosos, manipuladores, no sienten arrepentimiento y desconocen por completo lo que es el amor o cualquier otro sentimiento (compasión, piedad, sacrificio…). Eso les permite ser las personas más crueles que existen. El psicópata instrumental posee a su pareja porque de ella obtiene ventajas económicas, sexuales o sociales. No goza del hecho de dominarla o esclavizarla, sino por los beneficios que ella le proporciona. El psicópata posesivo, en cambio, no necesita sus servicios, sino la gran excitación emocional, la experiencia de omnipotencia que le proporciona ser su amo. Éste es más peligroso que el anterior, porque no cambia con tanta facilidad de víctima, mientras que el instrumental la dejará en paz si observa que son muchos los inconvenientes o si tiene una nueva enamorada a la que engañar.

Tanto el agresor dependiente como el psicópata pueden ser violentos física psicológicamente. Pero sin duda es el psicópata el más destructivo en la tortura psíquica.

Los agresores perciben el recurso de la violencia en una pareja como un medio para controlar la vida familiar (Carlson, 1977). Establecen de este modo el poder de dominación.

Un gran número de entre ellos emplea la violencia para justificar la realización de su role de hombre. La violencia se convierte en el medio para controlar a su pareja, de alimentar su imagen de sí mismo y de dominar las personas de su entorno más cercano (Elbow, 1977). La violencia se emplea también como medio para camuflar su inseguridad.

A menudo el maltratador recurre a la violencia porque no ha desarrollado las habilidades necesarias para expresar sus sentimientos, su inseguridad. La violencia es el único modelo que conocen para solucionar los problemas.

Autora: Mª Luisa Torres Peralta.
Psicóloga y Terapeuta Sexual

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